TOM WAITS
BLUE VALENTINE

texto original por: Juan Vitoria
correcciones y transcripción: Ignacio Martínez


    Es como un cineasta, posee narrativa, describe situaciones, combina géneros, escenifica historias; se podría asegurar que Tom Waits es un catálogo de música americana, de hecho tiene mucho que ver con la escena del crooner solitario que musita ternura y gravedad en clubes con poca iluminación, mucho humo y mala reputación. Waits es la voz a punto de derrumbarse por el alcohol, el tabaco y el frío invernal, de un modo imposible parece extirpar las notas de su garganta, como arrancándolas de un pegajoso muro de vicios humanos, merecería ser negro, sólo así correspondería a su imagen marginal de adicto al Blues/Soul/Jazz bajo epígrafes noctámbulos. La noche es su mejor aliada, en ella encontramos todos los personajes que viven en sus películas, por algo es amigo de Francis Ford Coppola, maestro sin par del cifrado que visiona la América caliente. Tom Waits representa el lado oscuro (curiosamente blanco, racialmente) de W.C., Handy, desgarrado y poco sutil.

    Cada uno de sus discos, especialmente su primera etapa, oferta un sudario de desavenencias con la sociedad. arropados por canciones compactas donde el piano, el saxo y las escobillas de la batería juegan un buen papel como parte del telón que abre una serie de aventuras entre lo trágico y absurdo de nuestro tiempo con tonos jazzisticos y bluesy.

    El, en cambio, se confiesa participe del rock contemporáneo, lo que no es del todo falso, teniendo en cuenta los numerosos guiños al doo- wop, al pop y al rock'n'roll más clásico que percibimos en sus creaciones. Pero me molesta esa gente que últimamente acoge a Waits como uno de sus héroes, estoy convencido que desprecia profundamente al yuppie disfrazado de intelectual de diseño que tanto consume sus discos en España, así pues es imposible que un público tan tonto pueda deleitarse con esta rara avis de Sinatra de la inmundicia que puede hacer swing, apoyarse en orquestaciones Broadway ("Somewhere" un homenaje a "West Side Storie", y "Kentacky Avenue"), elucubrar términos vanguardistas con hipnotismo incluido ("Red shoes by the Drugstore"), esbozar algo de ragtime en "Cristmas card from a Hooker in Minneapolis" (que título: "Felicitación Navideña de una puta de Minneapolis"), localizar puntos del Blues sureño en "$29.00", frivolizar con pleno R&B en "Whistlin Past the Graveyard", erosionar con su tenebrosa voz ebria en "Blue Vallentine" o maravillarnos con un baúl lleno de rarezas de fácil combustión entre las que se encuentran "A Sweet Little Bullet From A Pretty Blue Gun" y la etilizada "Romeo Is Bleeding", mi favorita de este LP. Lo sorprendente es que, después de todo Tom Waits no inventa nada, ni falta que le hace; su extravagante concepción cóctel de Jazz, Rock, Blues y mil cosas más, destaca ante el aburrido elenco de vanalidades identificadas con dichas terminologías.