ESCLARECIDOS, "La fuerza de los débiles" revienta los tópicos

UN TRIPLE SALTO MORTAL, SIN RED, DE UNA BANDA ABANDERADA DEL POP

Con "La fuerza de los débiles" han reventado los tópicos. Un disco arriesgado y crudo para un grupo al que se ha definido como cálido, elegante y muy pop, abanderado por la inconfundible voz de Cristina Lliso. Una banda con quince años a las espaldas que, justo ahora, decide dar un triple salto mortal sin red.


(Marta Armero/Clik) Se lo toman con calma. Surgieron al amparo de la "movida". Su primer concierto importante fue en el ya mítico 'Rock-ola' y desde entonces sólo han publicado siete elepés y un puñado de sencillos. Les gusta cocinarlos a fuego lento ya que, nos recuerda Cristina, "la música no es nuestro trabajo sino nuestra pasión". La secundan su hermano Nacho al saxo y clarinete, el bajista Coyán Manzano, Miguel Herrero en la guitarra y el letrista Alfonso Pérez. En cada grabación la formación se completa con amigos. Y con amigos decidieron montar su propia compañía, Grabaciones Accidentales, para publicar su primer sencillo: "Música para convenios colectivos". Se convierten así en impulsores de todo un movimiento de sellos discográficos independientes.

Tras varios 'singles' y un 'mini-lp' que pecan de cierta indefinición, publican en 1985 un trabajo que se ha convertido en un pequeño clásico: "Esclarecidos 2". Y dentro de él, casi como un himno, Cristina Lliso canta unas inolvidables líneas: "Yo quiero ser arponera y pescar tus sentimientos". Temas como "Arponera" cimientan su fama de exquisitos. Y también con una producción rica y variada, que se ajusta como un guante a cada canción, que tiende a "realzarlas, no ocultarlas entre sonidos innecesarios y accesorios". Dos años después, "Por amor al comercio" añade toques de bossa nova, jazz y cierta tendencia bailable; también letras sinuosas con un toque hermético: "Dímelo despacio, dímelo al oído ¿Cual es la más curva de todas las rectas?"

NOTAS, RUIDOS Y ARREGLOS ESTUDIADOS CON DETALLE

En 1989, con "De espaldas a tí", comienzan los arañazos. Frecuentan compañías peligrosas, como la de Javier Corcobado, uno de los más ariscos marginales de la música española, que les cede textos torturados como "Tucán"; o como "Noches de hiedra" para su siguiente disco, "Rojo", que aparece en 1991. Con él se produce una ruptura. Se construye un disco tenue y sigiloso. En la hoja de promoción se comenta: "No hay nota, ruido o arreglo que suene porque sí, todo está estudiado al máximo para conseguir un ambiente especial e intrigante". Pero aparece un tema, casi escondido y llamado "Todos mienten", que es una orgía de ruido.

En 1993 aparece la recopilación "Un agujero en el cielo", que incluye dos temas nuevos, uno homónimo y una versión de Talking Heads: "Cielo". Aquí se produce el encuentro con Suso Saiz, figura clave en lo que habría de ocurrir.

Un año después, el disco que les abrió las puertas de las radiofórmulas: "Dragón negro". Una obra que fluctúa entre lo comedido y lo arriesgado y que está llena de canciones con mayúsculas como "El detalle" o "No quiero".

De nuevo colabora Javier Corcobado con una de sus más bellas letras: "La mala rosa", una rosa "de pétalos rotos (...) que incendia con fuego/ el sabor de los besos/ que luego apaga con lluvia de dolor".

AMBIENTES ENRARECIDOS EN SU ÚLTIMA PRODUCCIÓN

En un principio, Suso Saíz no debería haber producido este disco. Al final ha pasado a ser un miembro más del grupo. Sus conocimientos de música electrónica y su gusto por los ambientes enrarecidos han sido básicos en la realización de "La fuerza de los débiles".

La gestación comenzó con las maquetas caseras que grabó cada miembro. Y las letras que aportó, como siempre, Alfonso Pérez. A continuación, Suso y Cristina, depuraron todo el material. Ya en el estudio, las canciones fueron surgiendo de forma espontánea, algo desacostumbrado para un grupo tan reflexivo.

El resultado es un disco denso, incómodo, sucio, que discurre entre lo íntimo y lo estridente, que habla de incomunicación -"Ayer murió alguien de sobredosis de dolor/ creo que nadie preguntó/ ni siquiera sé si al fin murió"-, y de deseperación -"No entiende cuando sonrío/ a lo vulgar de la vida/ o cuando trato de admirar/ la miseria de lo habitual/ o si me arrastro en la calle desierta/ buscando un trozo de verdad"-; retrata, en definitiva, el difícil momento en el que vivimos. La obra de unos veteranos valientes que se resisten a la comodidad de lo fácil.